miércoles, 4 de noviembre de 2015

Hola a tod@s,
Esta tarde me siento con ganas de compartir con vosotros un diminuto fragmento de la próxima novela que tengo entre manos. Título y portada, de momento top secret. Terror sí, y espero que del bueno. Es un verdadero placer deformar la realidad a voluntad propia para vosotr@s. Os dejo con el fragmento.
Diego G. Andreu

        "El sueño adquirió tal grado de realismo que sintió en cada punta de sus nervios cómo los dientes se desprendían de su boca con un sordo chasquido. Los golpes de Geremy habían sido tan violentos que saltaron sin la menor resistencia, y por las oquedades que quedaron en sus encías donde una vez estuvieron sujetos con fuerza manaba la sangre junto a restos astillados, anegando toda su boca y desbordándose incontrolable por su camisa desabotonada.
            Un prolongado trueno que retumbó como un alud y sacudió el vidrio de la ventana la despertó con brusquedad, pero para su bien, colaboró enérgicamente en sacarla de aquella pesadilla. Sin embargo, transcurrieron unos segundos hasta que su mente pudo discernir la realidad del sueño. Se tocó con su dedo índice los dientes, y aterrada, descubrió que le faltaba un premolar. Tuvo que ordenar sus pensamientos para caer en la cuenta de que aquel horrible hueco era auténtico y evocar el siniestro momento en que ella mismo tuvo que extraerlo con sus dedos.
            La oscuridad de la noche la envolvía entre sus brazos y se metía por debajo de las sábanas acariciando su piel con sus pálidos dedos. Julie miró hacia la ventana con ojos atemorizados. Desde su posición era el único punto de luz que podía vislumbrar, pero no era el débil haz luminoso lo que había llamado su atención. Fue el repiquetear de la lluvia contra el cristal lo que logró avivar los latidos de su corazón. Por un instante se inclinó a pensar que eran cientos de uñas carcomidas que la incitaban a abrir la ventana.

            Le costó multitud de latidos adicionales tomar consciencia de que se hallaba en la habitación de su hijo muerto, pero cuando la coherencia la embargó por completo, fue el crujir de los codos de Geremy al partirse como ramas secas lo que consiguió alzar la comisura de sus labios. Se sentó en la cama y observó las palmas de sus manos entre las sombras. Todavía podía sentir la vibración del martillo en ellas y el intenso dolor que se transmitió a través del metal y la madera."